Denominación:
Casete de «Miguel Ríos y las estrellas del rock latino», 2001
Descripción técnica:
Casete de audio plastificado «Miguel Ríos y las Estrellas del Rock Latino».
Dimensiones 10.8 x 1.7 x 6.9 cm
Texto contextualización:
Este casete de audio pertenece al álbum llamado «Miguel Ríos y las estrellas del rock latino». Junto a este, existe todo tipo de merchandising cuyo elemento central es el diseño específico del micrófono gris y en el fondo la estrella roja y amarilla. Entre las producciones se encuentran camisetas con el susodicho logo, CD’s del álbum completo, de una sola canción (Insurrección junto a Manolo García) y de dos canciones (Corren tiempos perros y Triste canción con El Tri). Además podemos encontrar folletos explicativos del porqué del título o cartelería de exposición y difusión..
Durante el verano de 2001, este conjunto de canciones se grabó entre España y México, cuya producción vino de la mano de Carlos Narea. La mayor parte de los artistas locales españoles grabaron en Madrid, tales como Sabina, Rosendo y Manolo García. Sin embargo, Fito Páez, Charly García y Aterciopelados también lo hicieron en la capital española. Al otro lado del mundo, exactamente en Coyoacán (México), se grabó con Fher de Maná, La Ley y El Tri.
El contexto de este álbum está repleto de curiosidades. Una de ellas es, la idea de origen de Miguel Ríos y las estrellas del rock latino era realizar una serie de duetos de gente a la que Miguel Ríos admiraba de España y de Latinoamérica, pero con el añadido de realizar una gira después. Esto último causó problemas por las diferentes ubicaciones de los artistas. Sin embargo, surgió una idea novedosa: el holograma. Al principio, se propuso alternar el directo con imágenes en vídeos, pero junto a Carlos Sánchez promovieron la idea de las imágenes en tres dimensiones. Desde ese momento, los espectadores de la gira presenciaron un espectáculo sin precedentes dejando a todos los asistentes -y artistas- asombrados por el nivel de realismo.
En uno de los folletos de merchandising encontramos una serie de observaciones sobre el título del álbum, pero además, una anécdota titulada Qué bonita se ve la vida desde el piso 19. En esta se relata cómo Miguel se cautiva de la expresión por parte de Reyli del grupo mexicano Elefante mientras estaba en una tarde de verano en la Ciudad de México.
Los comentarios acerca del título, sin embargo, fueron varios ya que el artista granadino tuvo muchas dudas. Desde primera hora no tuvo mucho apego a eso de Miguel Ríos y las estrellas del rock latino, cosa que le llevó a preguntarle -sin éxito- a Joaquín Sabina para ver si se le ocurría alguna de sus “perlas” como título. Pese a esto, fue familiarizándose con él con el tiempo, aunque la duda seguía existiendo. Seguía pensando en alguna palabra o expresión que aunara a un grupo de artistas de rock en español a ambos lados del atlántico. A las inseguridades acerca del título se le sumaron multitud de detractores, mientras se fue diseñando la portada del álbum, del término «rock latino». Pero entonces se dió cuenta que el título del disco Los viejos rockeros nunca mueren también tuvo los mismos problemas. Desde este momento y desde la grabación con los artistas, para Miguel aquello de las estrellas del rock latino cobró sentido. Era en esos momentos de grabación donde los artistas
Autor: Francisco Javier Duque Matoso